Día #42
Lectura Bíblica: Leer Éxodo capítulos 36 al 38
En estos capítulos vemos el detalle de la construcción de algunos elementos mas del tabernáculo de reunión: las cortinas que cubrían el tabernáculo, las tablas y velos, así como el arca del pacto. También vemos detalles sobre la construcción del candelabro y diversos utensilios que luego los sacerdotes utilizarán para los ritos y ceremonias del templo. También vemos la construcción del altar del holocausto. Sorprende el detalle y la minuciosidad que Dios demanda para la construcción de estos elementos. Para ello se necesitaban manos expertas que pudieran llevar a cabo los diseños mostrados a Moisés y hacerlos realidad.
Aquí es donde podemos ver uno de los puntos importantes de estos capítulos: Dios da el diseño a su siervo para que se realice, pero también da los hombres que lo pueden llevar a cabo. Son hombres que Dios ha dotado con dones especiales, con creatividad e ingenio que pueden materializar el mandato del Señor. Ejemplos de estos hombres son Bezaleel ("bajo la sombra de Dios") y Aholiab ("tabernáculo del padre"), mas otros a quienes Dios también llamó. Ahora, cada uno de estos hombres, en el don y talento que Dios les dio tuvieron la responsabilidad de hacer la obra. Tenían creatividad, tenían inventiva, aún así su creatividad e inventiva debía estar sujeta al mandato de Dios: no podían salirse del diseño que el Señor había mostrado a Moisés. Su hermoso trabajo tendría muy pocos admiradores, pues estarían ocultos bajo el tabernáculo al cual solo tenían acceso los sacerdotes, así que tenían que ser hombres dispuestos a hacer la obra de Dios sin buscar fama, ni reconocimiento por su labor, obedientes y sumisos al mandato de Dios, y sujetos al mandato de Moisés. Este tipo de hombres son ideales para llevar adelante la obra de Dios, porque ponen sus dones y talentos al servicio de Dios, no al servicio de si mismos. Lamentablemente en la actualidad, lo que abundan son pequeños hombrecillos que lo único que buscan es su gloria personal y no avanzar el reino y la gloria de Dios.
El otro punto importante que vemos es que el pueblo de Dios también participó en la obra de Dios. No lo hicieron con sus dones y talentos al construir, pero lo hicieron con sus bienes y tesoros, trayéndolos al tabernáculo para los materiales y recursos que la obra necesitaba. Tanta fue la generosidad del pueblo de Dios que la Biblia nos detalla que Moisés tuvo que proclamar en todo el campamento que no trajeran mas ofrendas porque tenían mas que suficiente para construir todo lo ordenado por el Señor. El capitulo 38 nos muestra el inventario de todo lo recaudado con lo que vemos transparencia e integridad de parte del liderazgo que recibía las ofrendas del Señor: 994 kilos de oro, 3420 kilos de plata, 2407 kilos de bronce. Con la generosidad del pueblo de Dios se pudo llevar adelante la obra del tabernáculo y por ende el pueblo podría adorar a Dios y servirle adecuadamente.
Para que la obra de Dios avance y se desarrolle bien se necesitan dos cosas: hombres llamados por Dios, dispuestos a obedecer al Señor, a buscar la gloria de Dios y no el reconocimiento o el brillo personal. Hombres y mujeres que tienen creatividad, que tienen iniciativa, que tienen dones y talentos, pero que los ponen a los pies del Señor para hacer Su voluntad. También se necesita que el pueblo de Dios sea generoso y comprometido con la obra de Dios, dando de sus tesoros y recursos para que la obra de Dios sea sostenida y pueda avanzar correctamente. Sin hombres dispuestos y sin recursos la obra sufre y el nombre de Dios no puede ser glorificado, ni su obra llevada a cabo con excelencia como Dios manda. Y tu ¿estas poniendo tus dones al servicio del Señor? ¿estas trayendo fielmente tus recursos a la obra de Dios? Si te niegas a servir a Dios y si retienes lo que no es tuyo negándote a dar a Dios para su obra, tu eres parte del problema y no una bendición para la obra de Dios.